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Maria Fernanda, Camilo, Verónica, Maria Alejandra y Vanesa han disfrutado de la experiencia de pertenecer a BibloRed de maneras distintas

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María Fernanda Silva - Profesional Senior

La habitación propia, el espacio abierto para experimentar el temblor de las primeras lecturas, el asombro ante una vida que empezaba a florecer, la angustia de existir en este mundo. Cuántos días en sus rincones para saciar la sed incontenible de nombrar un corazón desconocido: el mío propio. Cuánto silencio en esas páginas, en las que existir tuvo al fin el peso de una experiencia. Cuánta y cuán plena soledad vivida, tejida con las voces de tantos muertos amados.

Así fueron mis primeros días en BibloRed, días de lectura en la Biblioteca Gabriel García Márquez. Volví años después, esta vez a acompañar los procesos de alfabetización de personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores. Luego entré a hacer parte de la Escuela de Mediadores, experiencia que ha reafirmado mi compromiso con las bibliotecas públicas como espacios para aprender de otros modos, para poner en diálogo la culturas escritas y orales, los saberes hegemónicos y los que han intentado borrarse o negarse como saberes.

Aquí he comprendido que debemos trabajar colectivamente con quienes han sido excluidos de la cultura escrita, como las personas “analfabetas” y con discapacidad, para que participen, plenamente, de la vida de las bibliotecas. Esta se ha convertido en la razón de mis días en BibloRed. Y estos días, sin duda, se han hecho pura vida, tejido emocionante de vínculos afectivos, gracias a los integrantes de este equipo, a quienes admiro y en cuya inteligencia sensible confío plenamente.

Espero que la Escuela logre abrir espacios para aquello que el día a día nos arrebata con su paso: la reflexión, la pregunta, el encuentro con los otros, la escritura y la creación de conocimiento. ¡Grietas en el tiempo por las que se cuele el aprendizaje!

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Camilo Igua Torres - Alfabetización inicial

Desde hace apenas algunos meses, BibloRed se me asemeja a una ensoñación colectiva. En algunas ocasiones, el sueño se improvisa en medio de cimas de montañas domesticadas. Como antiguas abadías medievales, esculpidas con la paciencia del que reconoce en su mano una visión que lo supera, sus cuartos reúnen pasos que comenzaron en vidas pasadas. Los mismos pasos que hoy las llevan hasta la abadía escondida entre casas y esperanzas, alguna vez fueron los pasos de infancia que las trajeron del campo. María, Ana, Flor, Alcira, Blanca, Alicia acuden, cada tanto, buscando que sus sueños den a luz algo más que pisos en tierra, micas desbordadas y una única puerta sin ventanas.

En otras ocasiones, la ensoñación reposa en grandes castillos altivos. Rodeados de la ilusión de la reja esquiva y del grande puente alzado sobre ríos, los sueños parecen tomar otras formas. Cobijados bajo el fuerte, Erfidia advierte del peligro del amor y de los hombres, mientras Israel, aún frente a su esposa, confiesa a viva voz una Emma. Al mismo tiempo se narran pesadillas de troncos y casas incendiados, de padres, madres y serpientes fallecidos, de miedos y juegos huérfanos, de viajes sin destino.

Sin embargo, abadías y castillos son apenas fantasmas. Sin cuerpos que los habiten son meros monumentos vacíos. La llegada de Marías, Anas, Flores, Alciras, Blancas, Alicias da pie al parto. Todas ellas no lo saben, pero solo en su encuentro se da forma a estos sueños colectivos. El sueño se hace cuerpo. Yo acudo a su encuentro. BibloRed me ha hecho un testigo.

 

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Verónica Lozada Gallego - Alfabetización funcional y académica

BibloRed es una oportunidad para caminar y habitar espacios algunas veces olvidados. Es la apertura a nuevos contactos y se antoja como cartografía de lecturas y escrituras conjuntas con pasajeras desprevenidas. BibloRed, más allá de una Red de bibliotecas, es un abanico de oportunidades para nosotras y las otras. Es el espacio que cobra vida para la resignificación de la memoria y la creación de nuevos horizontes de posibilidad.

Con mis compañeras de BibloRed, tanto colegas como lectoras afiliadas, hemos podido conocer a Bogotá y sus matices, los relieves sinuosos del tropiezo, pero también de la generosidad desinteresada. Mi trabajo en las cuatro bibliotecas de esta red, me ha permitido aprender más de la estructura de sentimiento de quienes escriben desde el colegio y su proyección a la universidad, pero también desde el que busca trabajo y su relación con la empresa. Es un ejercicio de lectura que va más allá de la escritura académica para encarnarse en la vida misma.

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María Alejandra Vargas - Alfabetización inclusiva

La no normalidad, el transitar y habitar de diversas maneras, el pensarse los cuerpos y sus formas, el cómo nombrar, cómo cada cual se define, lo que cada uno aporta desde sus saberes previos: son estas las razones para estar en BibloRed.

Incluso firmar para aquel al que nunca se le ha preguntado qué quiere, qué espera o qué sabe, resulta un acto dignificador. En la Escuela de Mediadores es posible pensar, reconocer al otro como un ser pensante, sin límites. Mi apuesta está en este lugar: un pequeño universo en el que confluyen personas comunes, comunidades de sentido que aportan y problematizan nuestro quehacer.

La Escuela representa ese espacio reflexivo, de ires y venires, de consensos y disensos, de agonías y dichas, en el que todos los días me asombro y me motivo por la posibilidad de vivenciar las nuevas ciudadanías.

 

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Vanessa Fonseca Abril - Apoyo Administrativo y Financiero

“El conocimiento es poder” y hacer parte de la Escuela de Mediadores me está convirtiendo en una mujer poderosísima. Saber que soy parte de este equipo es maravilloso, es enriquecedor, es algo así como si me vistiera de una policromía muy armónica de saberes, pensamientos y conocimientos, sin quitarle ni una sola pizca de importancia a la academia.

Escuela de Mediadores es un equipo de seres multimillonarios espiritual e intelectualmente, que en cada charla, conferencia, taller, lección y reunión transmuta todo lo que lleva dentro de una manera tan, pero tan didáctica y amable que hace que cada usuario y funcionario salga de las sesiones con el pecho lleno de magia, dispuesto a explorar más allá de este techo llamado BibloRed.