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Huerta bosa
La Biblioteca Pública de Bosa tiene una huerta que llena de verde el espacio.

Por: Paula Andrea Sanabria Rodríguez, auxiliar Biblioteca Pública Bosa

 

Solo se necesita entrar, cruzar la gran puerta de vidrio para encontrar un pequeño oasis en medio de los libros, las mesas y los estantes. Un brillito verde lleno de vida en medio de un ambiente más estéril.


¿Será común encontrar un pequeño pulmón en medio de los libros? Un pedacito que recoge, produce y llena de oxígeno todo el resto del cuerpo bibliotecario. ¿O será quizá mejor considerarlo un útero? En donde llegan las pequeñas semillas para ser fertilizadas y cobijadas. En donde el calor, la humedad y el resguardo les permitirá echar raíces y crecer, llenando a toda la comunidad con la esperanza y la alegría de la vida.


Un gran rayo de sol abriga este remanso verde durante el día, aprovechando su proximidad con el ventanal, mantiene un ambiente cálido, tranquilo y ameno.


Una repisa de, quizá, un metro sostiene este pequeño homenaje a la vida. Allí la comunidad ha germinado y visto nacer plantas como lavanda, tomillo, romero, marihuana, fríjol, y otras pequeñas semillas. Bajo estas, colgadas, hay algunas botellas que sirven de matera para algunas suculentas completando el semillero que con amor es cuidado para tener nuevas plantitas en la huerta bibliotecaria Tahuasuca Amaru Sua.